En Diciembre de 2010, Manuel Peralta Lorca finalizó la obra “Welcome Less is More”, una especie de reconstrucción en madera de la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe que instaló al interior de la galería Patricia Ready en Santiago de Chile. A fines de septiembre en Santiago se podrá visitar una nueva versión de esta pieza que será montada en el hall del Museo de Arte Contemporáneo, bajo el nombre "Home Less is More".
En el siguiente relato, el artista nos hace parte de la experiencia vivida en la reinterpretación en madera de un ícono de la arquitectura moderna y cómo un equipo de carpinteros que aceptó sumergirse en los postulados miesianos, fue fundamental para lograr el acometido.
Desde que era estudiante he estado fascinado por un tipo particular de arquitectura visionaria: edificios como el Cenotafio de Newton de Boullée, la casa del Guardia del Parque y las Salinas en Arc-et-Senans, ambas proyectadas para La Ciudad Ideal, de Ledoux, la Casa de la Cascada de Wright y especialmente la Casa Farnsworth de Mies que, sobre todas las otras, parece ser la referencia arquitectónica final, no simplemente por su estilo, sino por la manera como trata el espacio y su contexto.
Y como era de esperarse, en cuanto surgió la invitación a realizar la exposición "Welcome Less is More", Manuel Peralta Lorca, quien había estudiado varios años de arquitectura en la Universidad de Chile, decidió construir su propia versión de la casa de Mies en escala 1:1. El sueño de cualquier arquitecto. Pero Peralta, quiso imponerse dos grados de dificultad. La casa sería reconstruida exclusivamente en madera y se instalaría al interior del espacio de la galería.
Tenía la clara intuición de que incluso en su vacío, la galería sin objetos en su interior, contenía aspectos del pensamiento de Mies, o que de alguna manera Mies ya estaba ahí. Lo que necesitaba lograr era simplemente que fuese visible.
El artista consideró fundamental que la ejecución de la obra fuera sin planos, entendiendo el proyecto no como una reconstrucción o una nueva versión, sino más bien, como algo un poco más sofisticado que el resultado de una lectura planimétrica. De esta manera, comenzó un interesante proceso con sucesivas conversaciones con el equipo de carpinteros con quienes se construiría la casa. Peralta debió contarles la historia de la casa original, así como también explicarles quien era Mies y la influencia de sus conceptos en la historia de la Arquitectura Contemporánea.
Empecé por trasmitirles que la casa debía parecer que flotara sobre el suelo, sólo sostenida por ocho pilares que contenían los planos horizontales de cubierta y piso. Igualé visualmente esta estructura a la de un arco de fútbol, que es muy clara y precisa para comprender el concepto de espacialidad. Desde ahí partimos, como en el fútbol, de arco a arco. Como no existían planos, al comienzo los carpinteros cuestionaban continuamente las dimensiones y proponían modificarlas. Pero en la medida que se involucraban en la construcción se iban dando cuenta que, incluso sin planos, había un ideal muy preciso que se estaba procurando.
La casa se fue construyendo con tablas y planchas contrachapadas de pino, materiales usualmente desvalorizados en Chile, considerados para la construcción de viviendas de emergencia o de bajo costo. Con la ayuda de un arquitecto calculista Peralta logró dimensionar y responder a las propiedades materiales y estructurales de la madera, permitiendo así mantenerse fiel, dentro de lo posible, a las dimensiones reales de la estructura de metal de la casa de Mies.
La única referencia fija con que estábamos trabajando era la longitud real de la casa: 24,5 metros. Fue interesante ir superando las pequeñas diferencias de dimensiones con la casa original que comenzaron a aparecer como resultado de variaciones en las medidas de las tablas y las planchas. Al principio, por ejemplo, leí mal mis notas y pensé que la galería era 5 metros más corta que la casa, un error que me hizo pasarlo mal por unos días… Tuve que comprar continuamente mucha madera, ya que hasta una casa tan vacía y transparente como la Casa Farnsworth consume enormes cantidades de madera.
Como pasa en la vida, en la medida que la construcción progresaba, las cosas comenzaban a andar de acuerdo al ideal que Peralta tenía en mente, todo esto ayudado por el equipo de carpinteros que a esas alturas, ya se encontraba completamente inmerso en las reglas “miesianas” transmitidas.
Desde el principio quise llenar el espacio completamente, hasta hacer desaparecer la galería: conseguir que desde que entraras en el espacio ya no estuvieras caminando en una sala de exposiciones de arte, sino sobre una instalación arquitectónica, una casa, subiendo la famosa escalera y reconociendo, una vez adentro, que estabas en el porche, en el estar, en el dormitorio o en la cocina.
Resultó predecible como la réplica, una vez ejecutada, quedó ajustada de manera tan precisa dentro del espacio de la galería, que removió toda noción de contexto: sin la presencia del paisaje de Plano, Illinois, con esos árboles y esos campos, nuestra casa ya no más es la Farnsworth de Mies, sino una casa diferente en su plenitud.